sábado, 11 de mayo de 2013

Viernes por la tarde


Los viernes por la tarde eran un momento incierto para entrenar. Llegaba cansado de toda la semana, con la cabeza puesta en los entrenos o carrera del fin de semana, pero con ganas de hacer algo. La mayoría de veces terminaba en el gimnasio sin hacer nada realmente productivo.

Sentado con Z en lo alto del Relojero, mirando la Panocha
 Últimamente he cogido otra rutina, los viernes por la tarde voy al monte con Flaco y Z. quizás no sean los entrenos más completos, no suelen durar más de una hora, con el calor no aguantan más, y están llenos de paradas: beber, mear, cagar, saludar a otros perros, esquivar bicicletas… y a veces, dependiendo de cómo este, los hago andando. Pero lo cierto es que los disfruto, corro un rato tranquilo por el monte, sin más, y además son ideales para explorar senderos que no conozco.
Vista de Flaco
Por otro lado los perros lo necesitan, sobre todo Flaco, necesita desfogarse. Entre semana algún otro día lo llevo a correr, los fines de semana es imposible, el monte se pone hasta el culo de gente. Así que el viernes lo dejo cansadito, y el finde está tranquilo.

Descansando

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