miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mini Yeti y Roller Masters 2015



Correr, no es sólo correr.

Correr, en mi opinión, son (entre otro montón de cosas) las ganas con las que preparas una prueba, es el tiempo que le dedicas, es disfrute. Un conjunto de sensaciones (a veces buenas y otras no tanto) que conviertes en crónicas para, con el tiempo, revivirlas. Y las personas, correr son las personas que participan y las que lo hacen posible.

Al hilo de lo que comentaba Dani en su última crónica, aprovecho para añadir lo siguiente;

Hace poco menos de un mes (18/10/15), mientras corría el Maratón de Murcia, un espectador me dijo que “dejase de sonreír, "que no podía ir corriendo y sonriendo", "que tenía que sufrir y que el sufrimiento se reflejase en mi cara”. 

Fue un comentario que me dejó “tocada” y sobre el que aun reflexiono… En los últimos días, varios de los artículos que he leído trataban sobre quién es “héroe” en esto de las carreras y cuáles son sus heroicidades. Según parece, héroe es quien sufre una carrera. El que entra en meta casi arrastrándose, más muerto que vivo, para después vanagloriarse de su hazaña.
Señor del público, no tengo madera de heroína y no corro para sufrir. Yo soy de esos cobardes que se preparan las carreras y que sonríe porque las disfruta y eso no significa que no me esfuerce. Tampoco negaré que a mayor esfuerzo mayor es la satisfacción que obtienes, pero hay límites, cada uno tiene los suyos y debe conocerlos. Los sustos, los “días malos”, y las lesiones en carrera ya vienen solos, no hace falta ir predispuesto. No demos a este deporte una publicidad que no merece.

En estas últimas dos semanas se me han acumulado las carreras y en consecuencia las crónicas, así que en esta entrada hablaré un poquito de mi primera vez en la Mini Yeti y la Roller Masters.

Hablemos del Yeti,

Cuando juntas tiempo y ganas, resultan grandes cosas. El fin de semana siguiente al Maratón, decidimos entrenar el recorrido de la Mini Yeti, y allí nos fuimos los de siempre (Pepe, Isidro, Dani y yo) con una nueva incorporación; Benja. Disfrutamos de un día increíble y una temperatura muy agradable 



Y así, con el entrenamiento concluido, finiquitábamos la preparación previa a la carrera. Además de comparar los perfiles de las pruebas con los de mis entrenamientos para saber a que me enfrento, si puedo entrenar el recorrido, mi ritual preparatorio ya es del todo perfecto. El saber lo que me espera hace que responda mejor.


En unas 3h completamos la ruta, por lo que el objetivo en carrera, era bajarlas.

Los pronósticos meteorológicos advertían que haría calor y lo hizo. La temperatura ya no era la del día del entrenamiento y la subida por el corta fuegos se pegó. Pero una vez superado, venía la mejor parte. A partir del corta fuegos y hasta coronar en el Morrón Chico el recorrido de la carrera es alucinante, las vistas, el terreno…Estaba en pleno disfrute. 





Subida Cortafuegos

Me sorprendió que en plena subida, dos corredores que llevaba detrás me pidieron que "les echase una foto". Es cierto que no me importa parar en mitad de carrera si algún compañero necesita ayuda, agua...pero ¿para hacer fotos? Evidentemente paré y la hice. Pero más me sorprendió que apenas 5 minutos después volvieron a gritarme para que parase e hiciese otra....esta vez no paré. Ya me pareció una broma. A ellos no les importó, vi que al poco pararon a otro corredor que les dio alcance y que se vio en la misma situación que yo hacía escasos minutos.... 

Cortafuegos

El caracol

Sendas en la subida hacia el Morrón Chico

Y lo cierto es que los entiendo...las vistas invitaban a fotografiarlas, pero para el "postureo" hay muchos días, dejemos a la gente hacer su carrera.

Una vez arriba, cuando iniciaba el camino de vuelta, me crucé con Dani y con varios corredores de la Yeti que ya nos habían dado alcance. Los momentos “encuentro” siguen siendo mi parte favorita. “¿Cómo vas? ¿Qué tal? Venga, lleva cuidado, nos vemos abajo”. Con el paso de las carreras, cada vez son más las caras amigas que reconozco y con las que comparto esos segundos de conversación que, en mi caso, suponen "traerme de vuelta" de allí donde me encuentre. 

Marco Centinaro

Juan Pedro Gálvez
 
Rubén Mula

Jesús Sarmiento

Benjamín Muñoz

Anto López 

Belén López

Juan Avellaneda

Marcos

Dani

Isidro 

Pepe




Yo subiendo al Morrón Chico y de vuelta.

Bajé bastante mejor que el día del entrenamiento, por la confianza me imagino, aunque también tuve más sustos y estuve a punto de irme al suelo en varias ocasiones. En concreto en la senda que terminaba con el cresteo y conectaba con la pista. Es una senda muy fácil de correr que si está húmeda (como era el caso) te invitaba a caer con la misma facilidad.




Evitando caídas

En la pista

Con el fin de la pista volvías a la rambla que iniciaba la carrera y en mi caso significó “bajada de ritmo”. Tenía "como objetivo" a una compañera a la que casi di alcance en la pista, pero, pese a que Marco se encargó de recordarme que la tenía a tiro, lo poco habituada que estoy a correr en ese tipo de terreno, me ralentizó e hizo que no lo consiguiese.

Y en plena persecución llegué otra vez al Berro (junto con Aledo, otro de mis lugares favoritos) y con la cuesta de la última calle, vi el arco de Meta.  2h 54’. Habíamos cumplido con el objetivo.


Las sensaciones fueron buenas y no. A mis piernas les faltó alegría, pero tampoco podía reprocharles mucho, en apenas 3 semanas habían corrido un Maratón y dos veces la Mini Yeti.

Al terminar, disfrutamos de una riquísima paella entre amigos y nos fuimos a casa a descansar para el día siguiente. Dani participaba en la carrera de BTT y yo subía a echar una mano como voluntaria y ver la carrera desde “el otro lado”. Tuve la suerte de conocer a grandes personas que, aunque me vistieran de Yeti, de forma desinteresada se esfuerzan porque los participantes encuentren todas las comodidades. Vi a compañeros “pelearse” con el tráfico para garantizar la seguridad de los ciclistas, a otros preparar con esmero los avituallamientos, aplaudir, animar,…nada se dejó al azar. Por eso insisto en que correr, no es solo correr. También son todas las personas que lo hacen posible. Desde aquí, mi enhorabuena a la organización, os merecéis todo el éxito.

Hablemos ahora de la Roller Masters,

Cuando en su momento vimos que fui capaz de terminar Peña Rubia, nos vinimos arriba. Y como participar en el Maratón y la Mini Yeti no nos parecía suficiente, decidimos también apuntarnos a la Roller.

Creo que el párrafo anterior deja intuir bastante bien lo que pasó. Una semana después de convertirme en “La novia del Yeti”, estaba junto al Mercado de La Unión esperando la salida. Las sensaciones fueron malas desde el principio. Si ya en la Mini Yeti eché en falta alegría en las piernas, aquí es que ni respondían.

Conseguí ganar bastantes posiciones con la primera subida que no sirvieron de mucho con la cantidad de tapones que se concentraron en algunos puntos. Con el primer tapón ya había perdido todas las posiciones ganadas y aun perdí más con la primera bajada. Posiciones que dejaron de preocuparme en el momento que me fui al suelo. Esta vez, a diferencia de la Mini Yeti, no fui capaz de evitar la caída. Resbalé, doblé el tobillo, caí de culo y me arrastré unos metros hasta detenerme. Estaba cansada y dolorida, y apenas llevaba 3 o 4 kilómetros. Sinceramente, tenía ganas de irme a casa...finalmente, me levanté y seguí corriendo.





Me di cuenta que había hecho bien decidiendo correr cuando, después de terminar el tramo de rambla (un poco desagradable para mi gusto por el exceso de vegetación), aparecías en la playa (Portman). Recorrías la bahía y subías cerca de 300 m por una zona de acantilados preciosa. Con la llegada a “Los cañones” iniciabas el descenso y el camino de vuelta.


 



Sería el kilómetro 15 o 16 cuando, como diría Dani, noté un vacío interior tremendo y me entró un hambre voraz, cosa rara porque nunca tengo hambre ni en las carreras ni tampoco después, suele darme siempre al rato. Estaba claro, había agotado el depósito. Al llegar al avituallamiento más próximo repuse todo lo que pude, sin excesos. Bastante había con tirar de las piernas como para tener que encargarme del estómago también...


Y como siempre pasa, me voy encontrando mejor con el paso de los kilómetros…y lo noto porque vuelvo a tener ganas y a sonreír, mantengo breves conversaciones con los voluntarios que animan en diferentes puntos....recupero un poco la alegría y como consecuencia, durante la siguiente subida (de vuelta a los molinos eólicos) gano unas cuantas posiciones, e incluso la bajada hasta el último avituallamiento la hago más ágil y con menos miedo. Bajada que por cierto me encantó, me recordó bastante a una de las de Peña Rubia, de esas con poca vegetación que te permiten ver el salto, en esta ocasión, hasta el pueblo de La Unión que quedaba justo a los pies de la montaña.





Y cuando yo pensaba que ya estaba hecho (me dije; descenso, avituallamiento y a meta), me desvían desde el mismo avituallamiento hacia una nueva subida. Levanto la vista y veo corredores arriba, muy arriba…Respiro hondo y ando durante todo el ascenso. Se ha nublado y corre aire, empiezo a enfriarme y siento como se agudizan las molestias de la pierna malparada en la caída del principio. Sin éxito, intento acelerar el ritmo para llegar cuanto antes arriba y entrar en calor a la carrera. 

Rápido, el tiempo que pasa entre llegar al último punto del ascenso y el pueblo, pasa muy rápido. 4h 10’ después, vuelvo a estar en la Plaza del Mercado de La Unión. 10ª senior femenina 220 general.






¿Sensaciones? Lo cierto es que no me siento muy satisfecha. La sensación que tengo es de haber llegado al Yeti con medio depósito y a la Roller en la reserva. 

A decir verdad, ninguno tuvimos un buen día (Dani, Iisidro ni Pepe). Menos mal que el resto del equipo salvó los muebles e hicieron una actuación brillante. Enhorabuena José Alberto, Ángel, Calixto, Christophe y Marco !!!






Después de mi particular "triplete", toca descansar, recuperar y entrenar con ilusión La Vara. 



Porque la ilusión, como el amor, no se come, pero alimenta.
Amor y más amor que cura el miedo.

Nos leemos después de La Vara

L.

(Gracias a todos los que han compartido sus fotos con nosotros; Footer Trotter, Fran Nortes, etc)


A Fantasma,

4 comentarios:

  1. bonita historia y experiencia...a seguir así corriendo y publicandolo para que los demás nos deleitemos

    Un saludo desde Cádiz

    http://runningmiestilodevida.blogspot.com.es/
    #TULIMITESTAENQUENOHAYLIMITE

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  2. Buen mes leyendo tus crónicas y a los del publico...a veces ni caso, siempre hay un tonto infiltrado entre ellos jeje. Un saludico.

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  3. Enhorabuena, buenas carreras y buena crónica a pesar del cansancio acumulado.

    La verdad que del verano para aca se nos han acumulado muchas carreras a ti, a Isidro, a Dani y a mi y muy poco descanso entre ellas..., y eso se nota en forma de cansancio, pero bueno, lo importante es divertirse.

    Y sobre lo de sufrir, pues yo corro para divertirme, no para sufrir, si hay que sufrir alguna vez pues se sufre, pero correr para pasarlo mal, pues no.

    Saludos.

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  4. Gracias a todos por los comentarios !! Un abrazo y seguimos leyéndonos prontito

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