Dream on, dream on, dream on until
you dreams come true
Cada vez que pienso en ponerme
con la crónica, cantidad de sensaciones se amontonan careciendo de orden e
incluso de sentido. Aun así intentaré describir la experiencia de cómo fue
terminar mi primer triatlón con la mayor coherencia posible. Allá vamos:
YO TRIATLETA.
Completar un triatlón era algo que rondaba mi cabeza desde
hacía ya tiempo, pero planteado como algo a largo plazo. Aun me falta mucho
rodaje en bici y lo más importante, aprender a nadar.
Apenas habían pasado un par de
días de mi primer pódium en La Santa (aun duraba el subidón), cuando me llegó
un mensaje de Dani con una foto:
Era el cartel promocional del Triatlón Súper Sprint de la mujer que
se celebraba este año en los municipios de Cartagena, Alhama y Águilas. A la
fecha de Cartagena ya no llegábamos, pero si a la de Alhama, día 27 de junio
(cumple feliz de Dani) y a la de Águilas, día 5 de julio, no nos apetecía
esperarnos. Las distancias, al ser un Súper Sprint, muy asequibles; natación:
300 m, bici: 11 K y carrera a pie: 2 K.
Desde el envío de ese mensaje, ambos sabíamos que terminaría apuntándome,
pero jugamos a ser prudentes y esperamos unos días para, principalmente,
probarme en la piscina y hacer una estimación global de los tiempos. He de
admitir que hubo un momento, justo después de mi mala actuación en carrera del
Portazgo nocturno, que me vine abajo y casi tomé la determinación de no
apuntarme. No me veía capaz.
Con el paso de los días fui
consciente de que tenía más ilusión que
miedo, así que una mañana a mitad de semana, antes incluso del café, ya
estaba inscrita.
ESTIMACIÓN DE TIEMPOS//PREPARACIÓN PREVIA
Poco tiempo de prepararlo tuve,
apenas una semana en la que pude completar 3 sesiones de piscina y creo que 2
de bici. Tras verme nadar y cronometrar el tiempo que tardaba en completar los
300 m, decidimos que nadaría a braza. Tardaba cerca de 3 minutos menos que a crol. De los rodajes en
bici estimamos que se me irían unos 30 minutos en completar los 11 kilómetros,
algo más si hacía viento y con la carrera no había dudas, iría un poco en
función del cansancio acumulado, pero sobre los 5 min/K. En total y teniendo en
cuenta las transiciones, completaría las 3 modalidades en aproximadamente una
hora. Viendo los tiempos de las triatletas en anteriores ediciones asumimos que
alguien tenía que ser la última en llegar.
Después de haber acribillado a
preguntas, a lo largo de toda la semana, a los organizadores del Triatlón de la
Mujer (Federación de Triatlón de Murcia
y Trialhama Triatlón), ya tenía sobre mi escritorio preparado todo lo
necesario para completar la prueba. Reconozco que también ayudó bastante tener
un IRONMAN en casa, me advirtió desde
el principio cuales serían las sensaciones con las que me iría encontrando, que
luego ocurrieron tal cual (mareo después de la piscina, falta de fuerza y
control en las piernas…), me aconsejó también sobre el orden de colocación del
material en la transición para perder el menor tiempo posible e insistió en que
llevase cuidado y que se trataba de disfrutarlo no de competirlo. Cada consejo
terminaba con un tranquilizador: “Laura,
estás más que preparada físicamente para aguantar. No lo dudes”.
27 DE JUNIO DE 2015. TRIATLÓN SUPER SPRINT ALHAMA
Después de recoger a Christophe,
que también participaba en su categoría, llegamos a Alhama con tiempo
suficiente de recoger dorsales, pasar por el control de material y estudiar un
poco el circuito, cosa que a mí personalmente me tenía un poco preocupada.
Insisto otra vez en la suerte de tener a Dani, llevarlo de la mano lo hace todo
fácil. En lo que yo recogía las etiquetas para la bici y el casco él ya sabía
cuáles eran las entradas y salidas a las transiciones desde las distintas
partes de la prueba.
Me sentía como una niña a punto
de estrenar zapatos nuevos. Lo disfrutaba todo.
Zona de transición
En esta ocasión tuve fotógrafo particular.
Fueron 3 las diferentes
categorías de triatletas que salieron antes que la femenina, lo que permitió
que mis nervios se disipasen un poco entre la espera y el calor. Una vez nos
permitieron acceder a la zona de piscina, busqué mi calle y conocí a las que
serían mis “compañeras de calle”. En lo que daban la salida hablamos sobre el
tiempo que tardábamos en completar los 300 m para formar así el orden de
salida. Evidentemente era la más lenta y salí en la última posición.
Soy la que sonríe incansablemente levantando el pulgar
Gorro azul, esperando mi turno en la salida
Y entonces sonó la bocina de
salida, se fueron los nervios y empezó el reto. Durante los 8 minutos que
estuve en el agua me centré en no agobiarme, sabía que era lenta, que habría
compañeras que me doblarían nadando y que saldrían del agua cuando a mi aun me
quedasen 100 metros para terminar y así pasó. Mi esfuerzo se concentró en mantener un ritmo constante que me
permitiese salir ágil del agua y mi
pensamiento en no perder la cuenta de los largos que iba completando. Al
final completé los 300 metros un minuto por debajo del tiempo previsto y no
salí la última de la piscina ni tampoco de mi calle.
Water can flow or it can crash. Be water my friend
Del agua salí despacio para no
marearme y sin control sobre mis piernas, aun no soy muy consciente de cómo
llegué corriendo y sin caerme hasta la transición. Fui colocándome las gafas,
el casco…con el casco algo raro pasaba, notaba que me golpeaba algo contra la
cara y no sabía que era hasta que fui a ponerme el dorsal. Como hacía bastante
viento y por miedo a que se volase, cuando dejé el material en la transición había
entrelazado el dorsal con el casco y allí estaba, ondeando en mi cabeza. Para
cuando conseguí terminar de prepararme, había perdido la posición ganada en la
piscina.
A la salida de la piscina. Mi cara lo decía todo.
Momento dorsal en la cabeza. Si os fijáis lo llevo enganchado al casco
Pese a que mi mayor miedo era la
natación, donde peor lo pasé y fui más lenta de lo esperado, fue en la bici. Si
durante el recorrido desde la piscina hasta la transición creía que no
controlaba mis piernas, cuando me subí en la bici parecía que en vez de piernas
tenía dos bloques de hormigón, armado que pesa más.
El circuito en bici eran dos
vueltas a un mismo recorrido que empezaba con un tramo algo tendido que a mí me pareció la subida al Tourmalet,
además estaba el viento. En la bici, tuve tiempo de pensar y fui consciente de
que, además de estar preparado físicamente, el ejercicio mental que haces es
brutal por lo que, al menos bajo mi punto de vista, es necesario estarlo
también mentalmente. Al final, estas compitiendo contigo mismo, contra el
cansancio y la falta de fuerza.
Llegando al final del recorrido.
Con la segunda vuelta mis piernas
ya se habían adaptado, iban más ligeras y me sentía mejor encima de la bici,
pero tocaba
bajar y empezar a correr.

Esta vez la transición se me dio
bastante mejor y no perdí más tiempo del necesario y arranqué a correr. Aunque
en menor grado, volví a notar que las piernas no daban de sí, pero esta vez la
sensación era distinta, era de no
avanzar. Tal y como me había dicho Dani, al bajar de la bici y empezar a
correr tendría la sensación de “no moverme del sitio”, de lentitud pese al esfuerzo. Inmediatamente empezabas a correr,
había un avituallamiento, cogí un botellín de agua que me sentó de maravilla.
Hasta superar el primer kilómetro me costó correr. Fue con el comienzo del
segundo cuando la cosa cambió y subí el ritmo de carrera. Para cuando empecé a
ser más rápida y dar alcance a compañeras ya estaba de vuelta al recinto viendo
al fondo el arco de meta. Mientras recorría la última recta localicé a Dani y
exploté de felicidad a la carrera, entre aspavientos de alegría con los brazos
crucé la meta. 52 minutos (Natación: 08’32’’
posición parcial 30/35. Bicicleta: 32’28’’ posición parcial 32/35. Carrera: 10’20’’posición parcial
12/35. Posición global 31/35),
estaba hecho. Yo, triatleta.




Euforia, lo que vino después fue
euforia.
Llegué muerta de sed, aunque
físicamente bastante más entera de lo que esperaba, igual era por el subidón de
adrenalina que llevaba pero no dejaba de saltar celebrando lo contenta y
orgullosa que estaba. Poderosa, me sentía poderosa.
Yo, Triatleta.
En el coche, ya de vuelta a
Murcia, le dije a Dani que me había encantado la experiencia, pero que estaba
segura de que en distancias más largas mi actuación habría sido bastante mejor.
Así que para dejarnos de suposiciones y poder comprobarlo, ya estamos pensando
en el siguiente. Distancia; Sprint.
A seguir entrenando mientras sueño despierta; “Dream on, dream on, dream on
until you dreams come true”
A todas esas personas con las que
puedo ser yo, en toda mi esencia y con total libertad.
“Antes de rendirte,
intenta”
William Shakespeare
Hasta dentro de no mucho !
L.